Me quitaste todo
Me sacaste el piso
Me arrancaste el futuro
Me borraste el pasado
Me di cuenta en un renglón leído que estuve 195 días flotando en lo que creía pasos firmes hacía un futuro juntos.
Convertiste en fantasía todo lo que creí haber vivido.
Cambiaste las manos que me daban calor por las que tocan a alguien más y dejaron de ser las que yo deseaba, las que quería tener sobre mi cuerpo.
¿Cuál era tu vida?
La de las mañanas de pieles juntas y besos de buenos días ¿o la de tus noches fuera?
En las que llevaste a esos bares al hombre que más quería para evaporarlo en aire que se llevó las notas de las canciones que les cantaste a otras.
Te hiciste irreconocible, me cambiaste la persona que más amaba por alguien nuevo y
dejaste de ser herida para ser cicatriz, porque es imposible amar a un desconocido.
Te engañaste pretendiendo querer estar conmigo.
Porque el engaño no es esconder que intimas con otra persona, el engaño es venir a cambiar las sábanas de mi cama por tu piel y pegado a mí contarme una historia sin final.
El engaño fue ocupar un lado de mi camino y hacerme creer que íbamos hacia el mismo lugar. El engaño no fue no quererme, fue no saber hacerlo, fue meterme a un espacio sin lugar, en una lluvia sin techo por cubrir a alguien más.
En esos días días flotando en la mentira venía la sensación de la realidad y me jalaba a la tierra, pero los vientos de tus mejores actuaciones, la venda de lo que creía amor y el deseo me elevaban en mi caprichoso devaneo de mi amor al amor.
Mi comprometida ensoñación me llevó a donde mis deseos de las 11:11 se lo suplicaron
“Que no me engañe, que no me engañe” repetía al reloj cada que la hora marcaba números iguales, porque en el fondo ya sabía que en el tiempo que habían recorrido las manecillas al reloj tú habías recorrido las pieles de otros cuerpos.
Tu poca ternura sostenía la fantasía que me había construido y como vengo del semidesierto, donde la vida sigue con una lluvia al año, recibí esas pocas gotas de cariño y las pululé en el amor que necesitaba en ese momento, el más complicado de mi vida y en el futuro onírico de la quimera de nuestro enlace. Quimera que no se puede sostener con los ojos abiertos, ni a las 11:11 ni a las 4:20, ni en ningún tiempo que sea en el presente en el que he decidido vivir.
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