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  • Foto del escritor: Adriana Somófora
    Adriana Somófora
  • 6 nov 2024
  • 1 Min. de lectura

Actualizado: 26 nov 2024


Es tres de noviembre y no te puse altar ayer, porque nuca lo quité, todo el año estuvo el papel picado, tus cigarros y el borrachito cantarín junto a la ventana esperando a que entrarás por ahí. 



Ha sido un año desafiante, lo empezamos con la recuperación de la casi muerte de tu hija, mi madre, y en el mes del amor alguien me rompió algo más que el corazón, marzo, abril y mayo yo misma me dedidqué a quebrarme el espíritu intentando de recuperar lo que nunca se tuvo. 


Esos fueron los únicos días que no quería que vinieras, no quería preocuparte y me daba vergüenza que vieras la mujer que estaba dejando de ser. 


Sirvió de mucho el altar, por que el día ya no podía más llegaste en mariposa verde y te quedaste un rato para platicar. 


Te tuve que confesar que me había abanandonado, que mis plantas, esas que me enseñaron a amar se estaban secando y mi conciencia también.


Como siempre, me salvaste la vida, me diste la compañía y fuerza que necesitaba en esa mágica visita para volver a ser la mujer que más disfruto ser. 


Gracias por venir por venir cuando te supliqué con llanto, te dejo este altar para cuando quieras llegar, te lo dejo una vez más todo el año, para que vengas todos los días, toda la vida.




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  • Foto del escritor: Adriana Somófora
    Adriana Somófora
  • 31 oct 2024
  • 1 Min. de lectura

Me encontré en esta foto, no soy la misma, ahora tengo cuatro canas, más kilos y menos cabello.


Conservo la falda, pero los zapatos se gastaron de tanto caminar.

Por eso los dejé y a él también.


Ya no soy la misma, me veía más guapa, pero ahora me gusto más.


En esos días si me quería, pero ahora intento hacerlo mejor.

Me amo más, dejé los zapatos y lo de amar tanto hasta dejar de amarme.


La falda ya está vieja como mi cartera pero no la quiero soltar porque es de color verde, el favorito de mi abuela, a la que tampoco he querido soltar a diez años de su muerte.


Quiero más de cuatro canas, quiero algunas de las arrugas que vendrán y quiero cambiar de zapatillas una y otra vez porque quiero andar y andar e ir soltando lo que vaya pesando en el camino.


Caminar y caminar hasta el día que me encuentre en el cielo con Dolores.

Caminar mucho como ella, para poder decirle de mujer a mujer que fuimos valientes y que fuimos amor.



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  • Foto del escritor: Adriana Somófora
    Adriana Somófora
  • 4 jun 2024
  • 1 Min. de lectura

De pronto tengo cuatro canas (que me emocionan mucho), de pronto me doy cuenta de todas las vidas que he tenido, la de la bebé que nació con pelo rizado, la de la niña que hacía pasteles de lodo en el rancho, la de la fotógrafa admiradora del arte que salió de la calle de carranza, la de la valiente que se fue a la ciudad mounstro, la del espejo de hoy con cuatro canas y contando, la siempre acompañada por Dolores.


Sintiendo que todas estas vidas viven hoy en una mezcla de dimensiones emocionales que en cualquier instante se puede esfumar.



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